En 1918, se celebró por primera vez en México el Día del Maestro. La iniciativa fue presentada por los diputados Benito Ramírez y Enrique Viesca Lobatón, quienes propusieron al presidente Venustiano Carranza que fuera establecido un día dedicado a los maestros.
La propuesta pretendía que se instituyera un día en homenaje a los maestros y que fuera el 15 de mayo, fecha conmemorativa de la toma de Querétaro.
La iniciativa fue aprobada en 1917, y un año después se celebro por primera vez está fecha.
La labor del maestro no es un trabajo fácil, se necesita esfuerzo, paciencia, dedicación, compromiso y responsabilidad para poder educar, formar y orientar, y para lograrlo se requiere de la ayuda de los padres y de los mismos estudiantes.
El aula no es el único espacio físico que permite al maestro volcar en el alma y en la mente de niños y jóvenes, conocimientos, enseñanzas y valores.
El maestro también es formador de conciencias, es promotor social, es actor que con su ejemplo invita a la superación personal y a la solidaridad. Lucha contra la ignorancia y aporta elementos que disminuyen el rezago educativo de nuestro país.
Cada maestro, urbano o rural; de enseñanza básica o media y media superior enfrenta con humanismo la tarea que a sí mismo se ha impuesto y que la nación le ha encomendado.
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